El Gobierno impulsaría en las próximas semanas una reforma fiscal para intentar paliar los efectos adversos de la crisis del coronavirus. Los dos pilares principales serían la creación de nuevos tributos principalmente a las grandes fortunas, a las transacciones financieras y a los servicios digitales y el incremento gradual y progresivo de impuestos preexistentes, así como la armonización de los tributos cedidos a las comunidades autónomas.